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Llega el verano. Posiblemente un verano muy especial en nuestras vidas, con la «nueva normalidad» donde el COVID-19 ha decidido que nos va a acompañar en la arena, amenazando nuestra salud.

La playa nos espera, y el calor veraniego nos empuja a acercarnos al mar. Es un impulso difícil de resistir. La brisa marina tiene un efecto balsámico que no podemos rechazar.

Con la pandemia del COVID 19, los micro-organismos de la playa, que han tenido meses para instalarse con comodidad, tanto en la arena como en el agua, sin la molesta presencia de los humanos, que disturben su actividad, por lo que ejércitos de bacterias nos declaran la guerra por invadir sus territorios.

Entre los combatientes destacados está la «escherichia coli«, el «enterococcus«, la «salmonella» y el «campylobacter«, que no les gusta en absoluto ser molestadas por los humanos, y se defienden provocando las típicas gastroenteritis estivales, con sus correspondientes problemas estomacales, que suelen manifestarse en forma de náuseas, vómitos y diarrea. Evitarlas durante todo el verano es una tarea prácticamente imposible, por lo que conviene armarse para la batalla.

El contagio más común de estas bacterias es por la vía oral, algo muy sencillo en los niños pequeños, que con frecuencia se llevan las manos llenas de arena a la boca, pero también en los adultos que se tumban sobre su toalla playera, que en poco tiempo se cubre de arena, llegando hasta nuestros labios con total facilidad.

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Un estudio publicado por el American Journal of Epidemiology demostró como las personas se cubrían de arena, mientras tomaban el sol en la playa, especialmente con una suave brisa marina, con lo que incrementaban las posibilidades de entrar en contacto rápidamente con este tipo de virus y bacterias. Resulta bastante frecuente que las personas tomen betacaroteno durante el verano para lograr un bronceado intenso y dorado, al tiempo que protegen sus ojos de la radiación solar, especialmente si acostumbran a usar gafas de sol no homologadas, que resultan más peligrosas que no llevar ningún tipo de gafa, sin embargo raramente tienen en cuenta las bacterias y virus con los que se van a enfrentar en la playa.

Un compañero de playa muy frecuente es el «staphylococcus aureus» que no solo se encuentra en la arena, sino también en el agua, y del cual muchas personas son portadoras de forma completamente asintomática. Basta una simple herida o un micro-corte cutáneo producido por una pequeña piedra que pisamos para que esta bacteria nos infecte, con la particularidad de que se encuentra en la lista negra de micro-organismos resistentes a muchos antibióticos.

Sin embargo, la presencia de estas bacterias es cuantitativamente despreciable si lo comparamos con el ejército de hongos que han hecho de la arena de la playa su hogar. Entre ellos está el grupo conocido como «dermatofitos«, que anidan en la uñas y la piel con enorme facilidad, causando el típico y con frecuencia doloroso hongo en los pies. Se encuentran muy a gusto alojados en la arena húmeda próxima a la orilla, justamente donde a los humanos más nos gusta pasear en la playa.

Tras un buen rato tomando el sol, nada apetece más que un refrescante baño en el agua, especialmente si el mar es pequeño y poco profundo como es el caso del mediterráneo, prácticamente sin mareas, y con agua templada por el sol. Allí nos está esperando la «escherichia coli» y los «enterococos intestinales«, que no solo pueden provocarnos la típica y tópica gastroenteritis estival, sino también infecciones respiratorias (especialmente si eres fumador), otitis y conjuntivitis. También nos esperan las medusas, cuya picadura puede ser tan dolorosa, que con frecuencia deja cicatriz.

Diferentes grupos de investigación pertenecientes al proyecto Virobathe, financiado con los fondos de la unión europea, han analizado la presencia de adenovirus (virus con ADN) y norovirus (con ARN causante de la gastroenteritis) en 1.410 muestras de agua marina en las playas en 9 países europeos. En España, se encontró que el 40% del total de muestras contenían virus, especialmente adenovirus.

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¿Cómo activar nuestro sistema inmune?

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La unión europea premia con esas banderas azules que tanto apreciamos, a las playas cuya arena ha recibido un cierto cribado y limpieza de la arena antes de recibir los primeros bañistas.

También aprecia la presencia de pasillos de madera sobre la arena para facilitar la entrada y salida de la playa, pero de forma muy particular las duchas, que te permitan desahacerte de algunas bacterias que aún no han penetrado en la piel, y por supuesto los puestos de socorro.

Sin embargo, ninguna bandera azul puede defenderte del ejercito de hongos y adenovirus del agua, y mucho menos de las medusas que consideran el mediterráneo como su casa, y para quienes tú no eres más que un intruso.

Por tanto, en los países farmacológicamente más avanzados las estanterías de las farmacias no sólo se llenan de marcas de betacaroteno, sino también de suplementos alimentarios que refuerzan nuestras defensas ante este tipo de agresiones, salvo que quieras llegar al ecuador del verano con una gastroenteritis asegurada, y si tienes mala suerte, con hongos en los pies y otras cuestiones de salud.

Entre estos suplementos destacan los reforzadores del sistema inmune, unos suplementos sobradamente conocidos por los centro-europeos por su bajo coste, y pensado para potenciar tu sistema inmune ante virus y bacterias, además de favorecer la recuperación pulmonar, gracias a los ingredientes activos que contiene, lo que en época de COVID 19 es algo que se agradece.

Como es lógico, los precios del batacaroteno y potenciadores del sistema inmune, suben de precio al comienzo de todos los veranos, pero la democratización de este tipo de suplementos que consiguen huir de la dictadura de la parafarmacia, gracias a las cadenas de supermercados, grandes superficies y comercio online es total, por lo que la variación de precios es cada vez menor.

El complejo más completo para el sistema inmune

Yourbiology es la última fórmula científica de probióticos más prebióticos que proporciona una tasa de supervivencia 250 veces superior a los probióticos estándar, mejorando notablemente el sistema inmune.

Yourbiology reduce eficientemente el estrés y proporciona 4 cepas bacterianas vivas que ayudan a descomponer los alimentos, para una digestión más fácil equilibrando el microbioma intestinal, y ayudando a eliminar el exceso de grasa.

¿Qué aportan los complejos vitamínicos para el sistema inmune?

Los reforzadores del sistema inmune por supuesto nos aportan vitamina C, un potente antioxidante que se asocia con diversos beneficios en el sistema inmune y el proceso de envejecimiento conocido como oxidación de la integridad endotelial, y el metabolismo de las lipo-proteínas.

Las deficiencias de vitamina C, como todo el mundo sabe, produce la enfermedad del escorbuto, que se previene con unos 10 miligramos al día. Sin embargo, mantenerte saludable, y ser capaz de prevenir muchas afecciones de la salud, aconsejan una dieta que aporte entre 100 y 200 miligramos al día. Inmune active aporta una concentración próxima a los 1.000 miligramos que es la dosis de absorción máxima diaria.

Este tipo de suplemento también nos aporta artimisinina que refuerza nuestras defensas, usada de forma común ante resfriados y gripes, aunque también contribuye a regular el sistema nervioso, especialmente si la ansiedad es tu problema, aliviando mucho la irritabilidad ansiosa. También se usa de forma común en las bronquitis, ya que favorece las vías respiratorias.

Algo que muchas personas valoran mucho de los reforzadores del sistema inmune es su ayuda ante la fatiga física y mental, ya que como es sabido la playa cansa, por mucho que nos tiremos horas tumbados sobre la toalla. También estimula la función de los riñones y la vesícula biliar, saturados de helados y granizados.

Otra aportación común de los reforzadores del sistema inmune es el própolis o propóleo que es una sustancia elaborada por las abejas para proteger sus colmenas, y que actúa como un antiséptico, además de anti-inflamatorio. El própolis se ha utilizado siempre para tratar las vías respiratorias altas durante los resfriados comunes, gripe, sinusitis, otitis, laringitis y bronquitis. También se usan los propóleos en dermatología para el tratamiento de forúnculos, sabañones, heridas como las producidas por las medusas, y las verrugas.

Otro componente de los reforzadores del sistema inmune es la echinacea purpurea que tiene un efecto inmuno-modulador o estimulante del sistema inmune, puesto que estimula la fagocitosis, o producción de células macrófagas, que son el mecanismo que tiene nuestro organismo para capturar y atacar a una molécula infectada con virus o bacterias, eliminándola para que no llegue a desarrollar una infección. Esto no resulta suficiente con los coronavirus, pero sí con otros muchos virus y bacterias.

También aumenta la proliferación linfocitaria, para que nuestro sistema inmunológico tenga un recuento mejor de linfocitos, al menos en cantidad suficiente para afrontar de una forma eficaz las infecciones, impidiendo la síntesis de prostaglandinas y leucotrienos, por lo que bloquea también las inflamaciones. Esta aportación es sumamente apreciada por las personas VIH positivas, ya que sus CD4 presentan una clara mejora.

Los reforzadores del sistema inmune también suelen aportar acetilcisteína, que es una sustancia con excelentes propiedades antioxidantes como precursor del glutatión, popularmente conocido como el «gran antioxidante«. Cuando la acetilcisteína se transforma en glutatión el organismo la utiliza para luchar contra los radicales libres. Los estudios clínicos que aportan evidencia sobre los beneficios de la acetilcisteína sobre el funcionamiento del sistema inmune son innumerables.

Otra aportación de los reforzadores del sistema inmune es el jengibre, una planta aromática que ha sido objeto de estudio durante siglos gracias a sus efectos saludables y curativos, que pertenece a la familia de los tubérculos. El jengibre posee muchos beneficios para el sistema inmune, haciendo posible que en muchas ocasiones los resfriados y las gripes no se consoliden.

Los reforzadores del sistema inmune también proporciona fosfato cálcico que junto con las sales biliares, reduce la absorción de las grasas y reduce los lípidos, además del colesterol en sangre. Al aumentar la excreción de las sales biliares, nuestro organismo utiliza el colesterol endógeno para su regeneración, lo que hace disminuir los niveles plasmáticos de colesterol, mientras que la reducción de los ácidos biliares, facilita la colonización de bacterias lácticas probióticas, que producen muchos efectos beneficiosos para la salud, como la producción de vitaminas, la estimulación del sistema inmune, la reducción del colesterol y la mejora en la disponibilidad de minerales y elementos traza.

Este aspecto está especialmente trabajado por los reforzadores del sistema inmune añadiendo lactobacillus sporogenes a su fórmula, un micro-organismo probiótico que promueve el crecimiento y mantenimiento de la flora intestinal, aumentando las enzimas que facilitan la digestión e inhiben el crecimiento de bacterias patógenas y de parásitos, incrementando la biodisponibilidad de los alimentos que consumimos.

Los reforzadores del sistema inmune también suelen añadir zinc, que es un oligoelemento importante para mantenerse saludables, ya que es el segundo más presente en nuestro organismo después del hierro. El zinc se encuentra presente en la práctica totalidad de células del organismo, y resulta esencial para nuestro sistema inmunitario. También es esencial para la división y el crecimiento de las células y la cicatrización de heridas , así como para el metabolismo de los carbohidratos. El zinc también es imprescindible para el olfato y el gusto. Durante el embarazo, la lactancia y la adolescencia, nuestro cuerpo necesita zinc para el crecimiento y el desarrollo, aunque los diabéticos deben considerar que el zinc aumenta el efecto de la insulina.

El toque final a la fórmula de los reforzadores del sistema inmune es la vitamina B6 que resulta esencial para el buen funcionamiento de las enzimas que regulan los procesos químicos del organismo. La vitamina B6 también influye en el desarrollo cerebral durante el embarazo y la infancia, y de forma especialmente relevante en el sistema inmunitario.

¿Es buena idea tomar un complejo vitamínico para el sistema inmune?

Todas las características descritas respecto a la fórmula de los reforzadores del sistema inmune, los convierten en uno de los mejores aliados de nuestro sistema inmunitario frente a las agresiones que con seguridad vamos a recibir durante el verano, y nuestras frecuentes visitas tanto a la playa como al chiringuito más próximo. Afrontar la temporada estival sin reforzar nuestro sistema inmune es una temeridad que puede dar al traste con nuestras vacaciones. Si tu edad comienza por 4 o más, ya no es una temeridad, sino simplemente tentar a la suerte.

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La combinación estival perfecta sigue siendo ingerir betacaroteno más un suplemento que mejore nuestro sistema inmune, como el descrito, especialmente si nuestra edad supera los 40 años. Esto nos proporcionará un verano más tranquilo, con la seguridad de que hemos tomado las precauciones necesarias.

Hecho esto, sólo nos queda disfrutar de nuestra playa preferida y de unos días de asueto que deben servir como desconexión necesaria para mantener el estrés en un punto controlable. Para poder huir de los precios inflados de la parafarmacia durante la época estival, lo más inteligente es la compra online, que proporciona un servicio muy eficiente y rápido con un precio razonable, carente de este tipo de especulaciones.

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Preguntas frecuentes sobre el sistema inmune

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Referencias

  • Zipfel P.F. Complement and immune defense: from innate immunity to human diseases. Immunology Letters 126 pp. 1-7 (2009).
  • Imler J.L., Ferrandon D. Innate immunity crowned. Nobel Prize winner Medical Sciences 27 pp. 1019-1024 (2011).
  • Abbas Abul K. Litchman Andrew General Propieties of Immune Responses. Cellular and Molecular Immunology, Fifth, pp. 318-344 U.S.A. Elsevier Science, Chapter 14.
  • Herbert V. Vitamin C supplements and disease: counterpoint (editorial). Journal of the American College of Nutrition 14 112-113 (1995).
  • Cox G., Burke L, Deakin V. Special needs: the vegetarian athlete. Clinical Sports Nutrition 3rd edition. Sydney Australia: McGraw-Hill 656-671 (2006).
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2 comentarios en «Sistema immune»

  1. Felicidades por el blog, me encanta.
    El tema del fitness interesa mucho a los usuarios de mi blog (trata del tema de libertad financiera) y estoy haciendo una revisión de los distintos blogs sobre el fitness para recomendarlos.
    Bravo por el buen trabajo!!!
    Luis

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