Si existe una infección frecuente e los culturistas, son los hongos en los pies, en muchos casos por descuido del deportista a la hora de ducharse en el gimnasio.
El uso de duchas o suelos húmedos es la principal fuente de contagio. En los gimnasios de forma específica, acudir a las duchas sin chanclas, o bien depositar los pies directamente sobre el suelo del vestuario, suponen el 90% de la causa de contagio.
Tipos de hongos en los pies
Los 3 tipos de hongos en los pies más frecuentes son la onicomicosis, más conocida como hongos en las uñas o tiña de las uñas, que puede estar en una o más uñas de las manos o pies, aunque por lo general son las uñas de los pies las más afectadas.
La paroniquia que es una forma específica de infección en el pliegue ungueal alrededor de una uña, que se va inflamando, se enrojece y cursa dolor, pudiendo incluso secretar pus, e invadir la propia uña.
El pie de atleta que es una infección por hongos entre los espacios de los dedos de la planta del pie. También se le suele llamar tiña podal o tinea pedis, y por lo general aparece entre el 4º y el 5º dedo, especialmente en adolescentes.
Onicomicosis

La onicomicosis (del griego ὄνυξ, uña, y μυκος, hongo) es una infección micótica de la lámina ungueal o del lecho ungueal, en la cual las uñas presentan una decoloración amarillenta o blanquecina y un engrosamiento con queratina y detritos acumulados en la región distal. El diagnóstico se realiza mediante el aspecto de las uñas, un examen microscópico o una PCR (polymerase chain reaction). Las uñas del dedo gordo del pie se infectan con una prevalencia 10 veces superior al resto de uñas.
El tratamiento más frecuente es terbinafina o itraconazol por vía oral.
Debe sospecharse la onicomicosis por la apariencia de la uña que aparece con una coloración amarillenta y opaca que concomita con un engrosamiento de la lámina ungueal. La prevalencia más frecuente es la infección de la primera uña (dedo gordo) con el compromiso posterior de la tercera y/o quinta uñas de los pies, y una la deformidad ungueal unilateral. La onicomicosis subclínica debe considerarse en pacientes con tiña del pie recurrente.
Se pueden probar en primer ámbito tratamientos tópicos como el eficonazol, tavaborol, ciclopirox al 8%, o la amorolfina, que suelen resultar insuficientes ante una onicomicosis avanzada, por lo que deben coadyuvar con terbinafina o itraconazol por vía oral.
También existe evidencia de que la ciclopiroxolamina y la butenafina son eficientes, aunque ambas deben aplicarse diariamente durante períodos prolongados de al menos 1 año. Algunos tratamientos no farmacológicos también presentan evidencias sobre su eficiencia.
Paroniquia
La paroniquia, popularmente llamada uñero o panadizo, es una infección en el pliegue ungueal, o piel alrededor de una uña de la mano o del pie. Usualmente la infección es bacteriana, aunque también por hongos o virus como el herpes.
El área de piel afectada se puede inflamar, enrojecer y cursar dolor. En ocasiones se forma sobre ella un absceso o supuración. Generalmente la paroniquia se debe a una lesión en la zona, por ejemplo, por morderse o arrancarse un padrastro, o más común aún, por recortar o retraer la cutícula.

La paroniquia generalmente es leve, excepto en los casos de paroniquia aguda que suele ser de etología bacteriana por estafilococos, estreptococos o pseudomonas, que afecta más a niños, y más específicamente a los dedos de la mano, en particular a un solo dedo. La paroniquia tiene una prevalencia mayor en personas diabéticas o con onicofagia (morder las uñas).
La mayoría de casos de paroniquia se alivia por si misma en el transcurso de 5 a 10 días, aunque el proceso se puede acelerar con el uso de cualquier antiséptico. Cuando una paroniquia es persistente se debe a que la infección es por hongos y debe ser tratada con farmacología fungicida, generalmente terbinafina o itraconazol por vía oral.
Pie de atleta

El pie de atleta es una infección fúngica común que usualmente aparece en los dedos de los pies. El hongo se desarrolla con frecuencia en esta zona del deportista, debido al ambiente cálido y húmedo que generan las zapatillas. Resulta muy contagioso cuando se expone el pie desnudo a suelos húmedos como duchas, piscinas o vestuarios.
Los hongos que procuran el pie de atleta se ubican en la familia de los dermatofitos, siendo el trichophyton rubrum el más común, aunque el trichophyton interdigitale (quizás el más doloroso) también es frecuente. El trichophyton mentagrophytes y el epidermophyton floccosum aparecen también con cierta prevalencia.
Básicamente existen 3 tipos de pie de atleta, que resultan muy frecuentes en el deportista:
- Interdigital: Es el más común de todos, y suele presentarse entre los dedos más pequeños. Por lo general causa ardor y picazón, pudiendo extenderse a la planta del pie.
- Vesicular: Es mucho menos frecuente, y presenta ampollas bajo de la piel capaces de inmovilizar.
- Mocasín: Es moderadamente frecuente y comienza con una pequeña irritación, sequedad o picazón, hasta que la piel comienza a agrietarse.
El tratamiento más frecuente del pie de atleta consta de anti-micóticos como el clotrimazol, miconazol o el tolnaftato por vía tópica, durante un mínimo de 2 semanas en ambos pies, aunque sólo uno se encuentre infectado. Las pomadas con bifonazol durante 3 semanas han mostrado también una eficiencia superior al 90%. En caso de infección bacteriana concomitante está indicado el uso de antibióticos por vía oral.
Las complicaciones que puede presentar el pie de atleta tienen siempre que ver con infecciones bacterianas concomitantes que precisan de antibiótico, y en algunos casos la extensión de la infección fúngica a las uñas de los pies (onicomicosis), que precisará una ampliación del tratamiento con terbinafina o itraconazol por vía oral.
Historia de los hongos en los pies
Las primeras referencias que se encuentran documentadas sobre hongos en los pies datan del tiempo de los griegos, quienes los denominaban herpes por su aspecto circular. Ya en aquellos tiempos era una patología muy prevalente en dermatología.
Desde hace siglos se utiliza la denominación de «oportunistas» para referirse a los hongos que viven con los humanos y que tienen la capacidad de aumentar su cantidad hasta transformarse en patógenos, bajo determinadas condiciones. A los hongos en los pies específicamente, en la época romana se pasó a denominarlos tiña, (tinea en latín).
El conocimiento sobre los hongos en los pies fue prosperando con los siglos y actualmente se conocen unas 250.000 especies de hongos, de las cuales más de 100.000 pertenecen al género de los dermatofitos, aunque tan sólo conocemos unas 150 especies que pueden producir patologías en los humanos.
Hoy sabemos también que las bacterias pueden concomitar con los hongos en los pies. Usualmente estas bacterias son estafilococos o estreptococos, aunque en las personas diabéticas se pueden encontrar con más frecuencia las bacterias gram negativas como la pseudomona. La infección concomitante de bacterias y hongos recibe el nombre de «infección compleja» y requiere de tratamientos más extensos.

Preguntas frecuentes sobre los hongos en los pies
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Referencias
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